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18 de noviembre de 2010

Jeremy Tyler. Lost in Traslation

Alejandro Díaz Triguero
Bob Harris se encuentra en Tokio intentando relanzar su carrera como actor rodando anuncios para una marca de bebida alcohólica. Allí encuentra a otra norteamericana, Charlotte, con la que inicia una curiosa amistad y descubren, gracias al insomnio provocado por el cambio horario, los encantos de la capital nipona. Es "Lost in Traslation", la cinta dirigida por Sofia Coppola e interpretada por Bill Murray y Scarlett Johansson. Jeremy Tyler ha llegado este verano a Tokio para intentar relanzar lo que supuestamente debería haber sido la carrera de una estrella del baloncesto y también se ha cruzado con un amigo norteamericano, aunque comparar a Scarlett Johansson con Robert Swift va más allá de mis principios.

Si alguien no conoce a Jeremy Tyler todavía existen multitud de vídeos en ese archivo de highlights que es Youtube, aunque como suele pasar con la famosa red social de vídeos, sólo se nos muestra lo que la gente quiere ver. Tyler jugó su etapa de instituto en el San Diego High School y, como suele pasar con chavales de 2'11 y 120 kg con unas increíbles capacidades físicas, dominó la competición a su antojo durante los tres años que permaneció allí y firmó 28'7 puntos y 7'7 tapones de media en su año junior.

Lo que deberían haber sido cuatro años de instituto y el obligado paso por la Universidad que exige la normativa actual se convirtió en un salto a Europa con 17 años, cuando aún le restaba su año senior en el high school. Desde los 15 años recibió visitas de técnicos de la Universidad de San Diego State, aunque en 2009, cuando ya le urgían que tomara una decisión, se decidió por la Louisville de Rick Pitino por delante de UCLA o Southern California. Al final no cambió su California natal por las parrillas y barbacoas de Kentucky, sino por Haifa. El joven de 18 años jugaría 10 partidos donde apenas promediaría 7 minutos de media y unos paupérrimos 2 puntos y 2 rebotes. En Marzo de este año abandonaría el equipo por problemas de adaptabilidad a la ciudad, a la cultura y probablemente a la rutina de un equipo profesional. Mientras Tyler debería estar rodeado de chicos de su edad donde ser un referente y acaparando portadas, se encontraba encerrado en casa junto a sus compañeros estadounidenses y chupando banquillo.

Tyler es un fenómeno mediático, un Lebron James en potencia. Antes de anunciar que definitivamente no jugaría en ninguna Universidad americana ya se había rodado un documental sobre su vida llamado "Mi Life, with Jeremy Tyler". Desde su adolescencia Tyler se convirtió en un adicto a las flexiones, abdominales y levantar pesas. Olden Polynice, ex jugador de Jazz o Sonics, entre otros, le sirvió como consejero en su última temporada en San Diego: "su juego de pies me recuerda a Olajuwon, aunque es más atlético. Tiene cosas que no se pueden enseñar. Es uno de esos jugadores que se dan una vez en la vida". Pero Polynice probablemente dió en el clave de la cuestión: Tyler estaba siendo victima de la "explotación de los proxenetas". El tipo en cuestión es Sonny Vaccaro, el mismo que convenció a Brandon Jennings de que pasar un año en Europa le haría ganar dinero antes que a nadie. De momento con el base de los Bucks le salió bien. Con Tyler, después de oir sus palabras, parece que también: "nada se ha perdido aquí (en Haifa), vino, fue difícil y ha estado ocho meses. Brandon Jennings tampoco enseñó mucho más en su estancia en Europa".

De momento Jeremy Tyler ha jugado 6 partidos con los Tokyo Apaches de la Liga Japonesa, que están con un récord de 2 victorias y 4 derrotas y donde Tyler ha promediado 21 puntos y 9 rebotes en los dos últimos partidos. Hoy día podría estar brillando en una Universidad del prestigio de Louisville entrenado por Rick Pitino, pero decidió saltarse sus dos años de espera antes de ir a la NBA para ganar dinero en Europa, siendo además un chaval sin los problemas económicos habituales de los jóvenes afroamericanos de su edad. ¿Ha estado mal aconsejado o le han podido sus ganas de riqueza antes de tiempo? Tyler podría haber ganado más dinero del ganado en Haifa o en Tokio jugando también en la Universidad, bien con dinero bajo cuerda o bien con contratos publicitarios. Simplemente se equivocó, tomó la decisión incorrecta. El experimento Jennings salió bien, el de Tyler de momento, no. Pero el chaval ya se ha equivocado otras veces y ha salido airoso: con 12 años le pusieron el apodo de "Negative 2". Jugando en unas ligas de verano en San Diego robó un balón, se dirigió corriendo al aro y machacó. Todo el mundo quedó boquiabierto y asombrado. se había equivocado de canasta y había hundido su propio aro. Esperemos que recupere la senda del estrellato en Tokio.

PD: la información contenida en este post la podéis encontrar en estos artículos de ESPN y el New York Times.

15 de noviembre de 2010

Que se mantenga la estirpe

Alejandro Díaz Triguero
Dice el refrán que "a quien padre parece, honra merece". En el mundo del baloncesto se han sucedido gran cantidad de padres e hijos que han brillado a mayor o menor nivel. Una veces el mejor ha sido el hijo, como en el caso de Kobe Bryant, y otras el padre, como Patrick Ewing, Dolph Schayes o Rick Barry, entre otros.

Esta semana ha dado comienzo la temporada de la NCAA y ojeando los resultados de estas primeras jornadas destacamos el debut en la competición de los hijos de dos ilustres. Por un lado, Tim Hardawy Jr, hijo del mítico base de Golden State Warriors y Miami Heat, entre otros, freshman en los Wolverines de Michigan. En su primer partido oficial, el hijo del cinco veces All-Star firmó unos números de 19 puntos, 3 rebotes y 6-12 en tiros (3 de 8 en triples), aunque no dió ninguna asistencia, algo en lo que ya difiere de su padre. Eso sí, el partido fue frente a una flojísima Universidad de South Carolina Upstade. Aunque el joven Tim no estaba entre los mejores recruits de la temporada (ESPN lo colocaba como número 93), es un escolta bien considerado por su capacidad de anotación y por su envergadura se espera que se convierta en un gran defensor. Hardaway eligió el programa de Michigan (que el año pasado se quedó fuera del Torneo Final) ante programas más potentes como Kansas State o los Golden Gophers de Minnessota.

Precisamente en la Universidad entrenada por el mítico "Tubby" Smith (campeón con Kentucky en 1998) juega el hijo de otro enorme jugador, Ralph Sampson III. Es obvio que por su nombre es hijo de Ralph Sampson, la otra mítad de las míticas torres gemelas de Houston a mediados de los 80 junto a Akeem Olajuwon. El vástago del que fuera número 1 del Draft en 1983 y 4 veces All-Star y que paseó sus demacradas rodillas por algunas canchas ACB jugando en Málaga, es un 2'11 de 126 kg, algo que ya tiene ganado respecto a su padre, ya que es mucho más poderoso físicamente (mucho más lento también). El "pequeño" Ralph promedió 6'3 puntos, 4 rebotes y 1'7 tapones en su temporada Freshman, mientras que en su año Sophomore, con su equipo jugando la final de la Big Ten, perdida frente a la Ohio State de Evan Turner, y el Torneo Final, firmó unos esperanzadores 8'2 puntos y 5'8 rebotes. Esta temporada debutó con 20 puntos, 13 rebotes, 3 tapones y 7 de 14 en tiros ante Wofford. Eso sí, tanto Sampson como Hardawy se encuadran en una de las Conferencias más duras de este año, con auténticos "cocos" como Michigan St, Ohio St, Illinois o Purdue. Siendo Junior y con un maestro como su padre, esperemos verle progresar y quién sabe si verle jugar en NBA.

Otro hijo de una leyenda que debutó esta semana con su equipo fue David Stockton, hijo del gran John, que además lo hizo en la que fue Universidad de su padre, Gonzaga. El chaval ya ha jugado dos partidos con números decentes para actuar en una Universidad llamada a estar entre 15 mejores del país, aunque haya sido con rivales inferiores, y firma promedios de 6'5 puntos y 2 asistencias en unos 11 minutos de media. Un base de su físico (está por debajo del 1'80 y muy delgado) sólo puede crecer con confianza y minutos a lo largo de los cuatro años que dura el ciclo universitario. Llegar al nivel de su padre es imposible, pero al menos continúa la línea de deportistas en su familia y en Gonzaga. Además de su padre, su madre fue jugadora de voleybol y su bisabuelo, Houston Stockton, llegó a ser All-American como jugador de fútbol americano en los años 20. Tiene otros dos hermanos, Houston, que juega también al fútbol americano en Montana, y Michael, que juega al baloncesto en la Westminster Academy, equipo de la NAIA.

Otro hijo de un enorme jugador NBA es Luke Sikma, el hijo de Jack Sikma, siete veces All-Star y talentoso pívot de Sonics y Bucks, que juega en la Unversidad de Portland, equipo mucho menos potente que los anteriores. Aunque el chaval ya está en su año senior y es probable que su futuro ande a caballo entre NBDL, ligas menores europeas y alguna intentona en Ligas de Verano, en este inicio de temporada ha mejorado sus numeros a unos decentes 11'3 puntos, 13 rebotes, 2'3 asistencias con un 58% en TC. Es un excelente reboteador a pesar de estar en 2'03, pero obviamente no ha heredado la mano de su padre. Ha firmado ya dos dobles-dobles, con un genial partido ante Florida Atlantic con 15 puntos, 19 rebotes y 5 asistencias, aunque el hecho de que juegue en un equipo de una Conferencia Minor (West Coast), donde domina ya un gran equipo como Gonzaga y, salvo sorpresa, el único equipo que podría entrar en el Torneo Final sería St. Mary's, le resta posibilidades de que le veamos en Marzo.

Por último, Marcus Jordan, hijo de un tal Michael Jordan, ha tenido un gran inicio de temporada en Central Florida después de que fuera incluído entre los 60 mejores recruits de 2008 y miembro del mejor equipo Freshman de la USA Conference. Escolta igual que su padre, aunque algo más bajo (1'89), debutó esta temporada con 28 puntos y 5 de 7 en triples ante West Florida en 19 minutos. Aunque tuvo una buen temporada de novato con 8 puntos, 3'1 rebotes y 2'5 asistencias, no pudimos verle en el Torneo Final de la NCAA (tampoco lo veremos este año), ser incluído en el mejor quinteto de novatos de una conferencia donde hay equipos con reclutamientos muy importantes como Memphis, UTEP o Houston, tiene bastante mérito. Su hermano Jeffrey, que jugó dos años en Illinois, ha pedido el transfer para jugar junto a él en Central Florida, por lo que le veremos de nuevo el próximo año.

Seguro que habrá muchos más hijos de antiguos jugadores en NCAA este año (como el hijo de Abromaitis, en Notre Dame), pero estos me han sorprendido por su rendimiento o por su historia. Les seguiremos la pista.

12 de noviembre de 2010

Goliath

Alejandro Díaz Triguero
Wilt Chamberlain se aburría en Kansas, no le apetecía esperar hasta tener 22 para poder jugar en la NBA. Con los Jayhawks ya había demostrado que era el mejor del país en su posición y que la NCAA se le quedaba pequeña. Cuando debutó en Kansas anotó 52 puntos y cogió 32 rebotes y, al igual que le pasaría años después en la NBA, sería un gigante entre niños. En sus únicas dos temporadas con Kansas logró dos títulos de Conferencia y jugar una Final de la NCAA, ante North Carolina en 1957. Una final considerada por muchos como uno de los mejores partidos en la historia del baloncesto universitario, con victoria de los Tar Heels por un punto (57-58) tras tres prórrogas y con un Chamberlain en 23 puntos y 14 rebotes y un sorprendente 11-16 en Tiros Libres. Al año siguiente seguiría promediando en torno a 30 puntos y 18 rebotes en un baloncesto donde no existía límite de posesión y donde recibía triples marcajes constantemente, aunque no podría jugar el Torneo Final. Aún así, ya había decidido que jugaría para los Harlem Globetrotters, donde ganaría 50 mil dólares en su único año allí.

La historia de su elección en el Draft fue curiosa. Los Philadelphia Warriors le eligieron en su elección Territorial, una variante que existió hasta 1966 y que consistía en que un equipo NBA podía elegir a un jugador que hubiera jugado en una Universidad de la zona, renunciando a su elección posterior, como le ocurrió también a jugadores como Tom Heinsohn, Jerry Lucas u Oscar Robertson. El problema era que Chamberlain había jugado en Kansas, algo más lejos de las 50 millas a Philadelphia que establecían el límite máximo de alcance territorial del equipo NBA. Eddie Gottlieb, el mítico propietario de los Warriors y de quien recibe su nombre el Trofeo al mejor Novato del Año de la NBA, alegó que Chamberlain había jugado en su etapa de instituto en su ciudad natal, Philadelphia, y que por tanto su enorme popularidad en la ciudad ayudaría al equipo a integrarse en la comunidad, el objetivo principal del Draft Territorial. Ha sido la única vez en la historia en que se ha obtenido una elección de Draft Territorial basándose en la etapa de instituto del jugador. Chamberlain cobraría 30 mil dólares en su primer año, el jugador mejor pagado por encima de los 25 mil de Bob Cousy. Precisamente 25 mil dólares fue lo que pagó Gottlieb por comprar los Warrios en 1952.

Wilt Chamberlain tuvo una etapa gloriosa en la NBA que no hace falta mencionar. De este jugador siempre destacaron su enorme capacidad atleta, por lo que no sólo era un jugador de más de 7 pies frente a rivales que apenas superaban los 2 metros. Hoy día se habla de que jugadores como Lebron James poseen físicos casi sobrehumanos, lo cual es cierto. Pero Chamberlain supuso una revolución para la liga, ya que hasta entonces los jugadores más físicos eran de posesiones exteriores, como Elgin Baylor o Sam Jones. Bill Russell, su gran rival en la universidad y en la NBA, también gozaba de unas enormes cualidades atléticas, aunque escondidas en un cuerpo de 2'07. Wilt, además de un reconocido gran jugador de voley-playa, corrió maratones hasta poco antes de su muerte en 1999. En su etapa universitaria, Chamberlain corría los 100 metros en 10'9'', los 400 metros en 49 segundos, los 800 en 1:58'3'', más de 16 metros en lanzamiento de peso y saltaba 1'97 en altura, 6'70 en longitud y más de 15 metros en triples salto ( los actuales récords de España en estas categorías son, respectivamente, 10'14'', 44'96'', 1:43'83'', 21'47 mts, 2'34 mts, 8'56 mts y 16'93 mts).

En 1991, "Goliath", el apodo que le puso su amigo y compañero en Lakers Jerry West, publicó sus memorias en las que, además de afirmar que se había acostado con 20 mil mujeres en su vida (una media de 1'5 al día desde los 15 años), desvelaba que durante los primeros años 80 recibió llamadas de algunos equipos NBA, como Bulls, Cavs, Celtics, Knicks, Sixers, Mavericks, Suns, Clippers y una oferta formal de los New Jersey Nets en 1986, ya con 49 años, para que jugara con ellos un par de semanas, al menos, por medio millón de dólares. Chamberlain afirmaba que era "genial para tu ego pensar, a los 50, 52 ó 53, que esos chicos creen que podría ir y jugar. Personalmente, creo que podría. Pero no lo deseo. El tiempo que pasé fue suficiente". ¿Hasta qué punto Chamberlain hubiera podido jugar en la NBA con más de 50 años e inactivo durante casi 20? Chamberlain murió en 1999 a los 63 años, posiblemente la única vez en la que su poderoso físico no pudo más. Antes de eso, en enero del 98, volvería a Lawrence, Kansas, para ver cómo los Jayhwaks subían su número 13, el único que vistió durante su vida, a lo más alto del Allen Fieldhouse. Hoy día seguro que sigue discutiendo con Dick Harp en el cielo del baloncesto, charlando con Eddie Gottlieb y esperando a que algunos de sus grandes rivales y amigos vuelvan junto a él. Pero sin prisas, que tarden en llegar, que mientras él seguirá practicando desde la línea de tiros libres.

8 de noviembre de 2010

Gasol-Garnett. La importancia de un hombre

Alejandro Díaz Triguero
Era algo impensable aquel 6 de Diciembre de 2001 cuando un novato Pau Gasol definía de manera brutal ante un, por entonces, joven Kevin Garnett, que ya acumulaba presencias en All-Star y que estaba en camino de lograr su único MVP dos años después, que estos jugadores, "enemigos" declarados ya entonces y líderes de franquicias con poco o nulo recorrido en postemporada (salvo las Finales de Conferencia de los Wolves en 2004), protagonizarían la reedición de los míticos duelos entre Lakers y Celtics en las Finales de estos úlitmos años de la primera década del siglo XXI. Aunque ambos han sido jugadores contrastados durante toda su carrera, su llegada a las dos franqucias más importantes de la NBA les dió un salto cualitativo, otorgándoles la posibilidad de luchar por anillos.

El caso de Kevin Garnett responde más a una presencia, un impulso al equipo, que a lo que pueda aportar en términos cuantitativos. El Garnett de Boston es un jugador menos anotador, menos reboteador, más entregado a la defensa y a la búsqueda del éxito colectivo. Sólo viendo su presencia en cancha y lo que supone para las victorias de los Celtics se puede entender la dimensión que tuvo su paso por unos Wolves que no se han recuperado de su pérdida. Con grandes jugadores a su lado (en Boston los tiene a pares), sus estadísticas bajan y las prestaciones de sus compañeros crecen. Si Rajon Rondo es el futuro y quien maneja los desidios que rige Doc Rivers desde la banda, Ray Allen es la pieza de encaje del engranado ofensivo y Paul Pierce es el ejecutor, el jugador sobre el que apuntan los focos, Garnett es quien consigue que todo siga unido y funcione.

Su llegada a Boston provocó que jugadores como Kendrick Perkins, Tony Allen o James Posey rindieran muy por encima de su nivel en defensa. El hecho de que Garnet impusiera en sus compañeros la moda de saltar a taponar cualquier balón que algún contrario lanzaba a canasta ya con el juego parado no era casualidad. Así los Celtics dejaban claro que en su aro no entraba ningún balón, aunque no se estuviera jugando. El resultado fue obvio, pues los Celtics firmaron una defensa implacable que les llevó al título. A pesar de las lesiones de estas dos últimas temporadas, Garnett ha seguido siendo vital en su equipo. La temporada 2008/09 la pasó bastante tiempo lesionado y su equipo lo notó cayendo en Segunda Ronda de Playoffs. El año pasado, con un Garnett al 70% de su estado físico (y más veterano), los Celtics fueron capaces de meterse en las Finales de la NBA. ¿Qué hubiera pasado de estar al 100%?

Eso nunca se sabrá, pero sí que los Lakers fueron campeones esos dos años. Y gran parte de culpa la tiene Pau Gasol, cuya llegada en Febrero de 2008 supuso el impulso definitivo para que estos Lakers pusieran la primera piedra de este inicio de dinastía. Si bien la derrota en aquellas Finales supuso un duro golpe para Gasol, de ella aprendió a corregir determinados errores que serían claves en el devenir de las siguientes temporadas. Es admirable que un jugador de su nivel siga aprendiendo y mejorando. Gracias a su duelo con Garnett mejoró defensivamente hasta el punto de anular al pívot más dominante de la NBA hoy día (o eso dicen), Dwight Howard, durante las Finales de 2009. En las de 2010 bien pudo ser elegido MVP, pero ya se sabe cómo funciona la NBA.

Gasol es un jugador de los que sabes que hacen mejores a todos los que le rodean. Le acompaña el calificativo de "escudero", de jugador que como estrella no es capaz de hacer un equipo ganador, a pesar de haber hecho de unos Grizzlies no muy sobrados de calidad equipo de Playoffs tres años consecutivos. Tal vez su rol como complemento de una estrella como Kobe le haga mejorar individualmente y, con ello, colectivamente, pero su inicio de esta temporada demuestra que hoy día, en su madurez deportiva y mucho mejor jugador que en su etapa en Memphis, está entre los 5 mejores jugadores de la Liga. Para esto no hace falta basarse en números individuales, sino en un compendio de estos y de su aportación a las victorias. Siempre se ha dicho que Pau era ambicioso y que cada meta que se planteaba lo conseguía y, aunque algunas sonaran a Ciencia Ficción (MVP de la Liga), hoy no lo son tanto.

Dos jugadores antagónicos en personalidad y algo menos en estilo de su juego, pero dos grandes competidores y jugadores claves en los éxitos de sus equipos. Entre ambos, 5 finales y 2 títulos, y con paso firme hacia Springfield.

Récord de Celtics
Con Garnett: 151-53 (74%), sin él 33-16 (67'3%). En Playoffs, 30-19 con él, 8-7 sin él.
Récord de Lakers
Con Gasol: 138-41 (77'1%), sin él 10-6 (62'5%). En Playoffs, 46-21 con él.

5 de noviembre de 2010

Ser pívot en los Blazers

Alejandro Díaz Triguero
Ayer Jueves 4 de noviembre, medianoche en España, nos hacíamos eco de la noticia de la retirada de Fabricio Oberto de la práctica activa del baloncesto debido a la persistencia de sus problemas cardíacos. Oberto era jugador de los Blazers desde apenas un par de días antes del comienzo de la Temporada Regular. Su baja se une a las de Joel Przybilla y Greg Oden, lesionados de gravedad desde al año pasado. Aunque la carrera de Oberto ha sido meritoria, tanto en baloncesto FIBA (en especial, ACB) como en NBA (campeón con los Spurs en 2007), no deja de ser curioso el gafe que acompaña a los pívots que juegan o han jugado con los Blazers...

Para muchos, LaRue Martin es el peor jugador seleccionado en la primera posición del Draft, en su caso en 1972. A los Blazers le cegó su imponente capacidad física, algo que ya resaltaba en su etapa de insitituto. Los Blazers decidieron seleccionarlo y obviaron a jugadores como Bob McAdoo, Julius Erving o Paul Westphal. En cuatro temporadas con los de Oregon apenas disputó 14 minutos de media por partido, sobrepasado por la responsabilidad de su alta elección en el Draft. Comenzaba una leyenda negra.

La joven franquicia de Oregon también había seleccionado en ese mismo Draft a Lloyd Neal, un rocoso pívot que había destacado en su faceta reboteadora en la Universidad de Tennessee State. Neal firmó unos números de 13,4 puntos y 11,8 rebotes por partido en su temporada de novato y había sido elegido para el Mejor Quinteto Rookie de la Temporada (segundo en la votación del Rookie of the Year tras McAddo). Neal siempre fue un jugador amado por la grada del Memorial Coliseum, un jugador que luchaba cada balón y al que no le importó perder protagonismo con las llegadas de Walton y Lucas, supliendo al primero en ocasiones como pívot a pesar de sobrepasar por poco los 2 metros. Al comienzo de la temporada del título, la 76-77, Neal sufrió una gravísima lesión de rodilla de la cual nunca se terminaría de recuperar del todo. En 1979 se retiraría del baloncesto con 29 años, un anillo de campeón, su número 36 colgando del techo del pabellón y el amor incondicional de los aficionados Blazers.

Pero la principal estrella que aquel título del 77 fue Bill Walton. El pelirrojo era el ensamblaje perfecto de un conjunto que venció por encima de las individualidades que representaban los Sixers de Erving y compañía. Walton era un jugador que había dominado el baloncesto universitario en los Bruins de John Wooden y en la NBA, a pesar de sólo haber jugado el 60% de los partidos en sus cuatro primeros años, firmaba números estratosféricos (18,9 pts, 13,2 reb, 5 asis, 2,5 tap. en la 77/78). En la temporada 78/79 una lesión en el pie le hizo perderse todo el año y ese verano, sería traspasado a los Clippers. Walton nunca abandonaría las lesiones y sus continuos y molestos dolores de espalda que le hicieron plantearse incluso el acabar con su vida. Uno de los mayores talentos de la historia y que, tal vez, nunca pudimos ver en toda su extensión. 

En 1984 nadie habría apostado lo contrario a que Akeem Olajuwon sería el número 1 del Draft desde el momento en que Patrick Ewing anunció que jugaría un año más en Georgetown. Lo que muchos no imaginaban es que un delgaducho pívot de Kentucky, que se había perdido dos temporadas completas por lesiones en la pantorilla, sería el número 2 por delante de Michael Jordan, Sam Perkins o Charles Barkley. Así es cómo Sam Bowie pasó a la historia del baloncesto y cómo los Blazers siempre pensaron qué hubiera pasado de seleccionar al número 23 de North Carolina y juntarlo con Clyde Drexler. En sus cinco temporadas en Portland, Bowie apenas disputó 139 partidos de 410 posibles debido a numerosas lesiones en la pierna, después de firmar unos esperanzadores 10 puntos y 8,6 rebotes en su año de novato (Mejor Quinteto Rookie). Su elección en el Draft está considerada como el mayor error de la historia del deporte estadounidense.

Audie Norris, estrella universitaria con Jackson State, sufrió graves lesiones durante su etapa en los Blazers que le privaron de ser una estrella NBA, mientras que Arvydas Sabonis sufrió una gravísima lesión del Tendón de Aquiles un mes antes de que los Blazers hicieran efectiva su promesa de seleccionarlo en el Draft de 1986. Otro caso destacable es el de Kermit Washington, más conocido por propinar el puñetazo más famoso de la historia de la NBA a Rudy Tomjanovich y que, tras superar los prejuicios de la Liga y aficionados, retornó a su exitosa carrera de la mano de los Blazers, donde llegó a ser All-Star en 1980. En 1982, despúes de más de un año de lesiones en su espalda y rodilla, tuvo que retirarse del baloncesto.

Pero la maldición de los pívots de los Blazers va algo más allá. 3 jugadores que han formado parte del equipo en posiciones interiores han muerto prematuramente: Kevin Duckwoth (86/87 a 92/93), Fernando Martín (86/87) y Maurice Lucas, el considerado mejor Blazer de la historia (76/77 a 79/80 y 87/88). Además, a Brian Grant, el "rasteado" ala-pívot de los Blazers de finales de los 90, le fue diagnosticado Parkinson en 2009.

Sobre Greg Oden, la historia de los pívots de los Blazers se va escribiendo poco a poco. En 3 temporadas ha jugado 82 partidos y en esta cuarta aún no ha debutado y se espera que lo haga bastante avanzada la temporada. Esperemos que pueda rehacer su carrera NBA y no sea una más de las trágicas historias de los pívots de los Blazers.

2 de noviembre de 2010

Carta a Al Jefferson

Alejandro Díaz Triguero
Estimado Al:

Te escribía para darte la bienvenida a los Utah Jazz, franquicia respecto a la cual espero te hayas puesto al día sobre su historia y su idiosincracia. No hace falta que te recuerde que jugarás en el mismo equipo donde, casi en tu misma posición, lo hizo Karl Malone o, entre otros, John Stockton, Adrian Dantley y Pete Maravich. Además, en los últimos 27 años sólo hemos faltado tres veces a Playoffs. Jugamos dos Finales de la NBA en un tiempo donde sólo los Bulls de Jordan, Pippen y Phil Jackson pudieron ganarnos. Seguro que recuerdas aquello.

No queremos exigirte más de lo que puedas dar e incluso hemos optado por obviar tus antecedentes recientes en tu etapa en los Wolves, donde se te veía poco motivado y nada involucrado con el juego colectivo, pensando aún más en tus estadísticas personales que en las victorias. Por eso mismo, no es criticable que lanzaras 13 tiros por partido en este comienzo de temporada, aunque estés lanzando sólo en un 42%, casi todos muy cerca del aro. Además, en 109 minutos sólo has dado una asistencia, lo cual no deberá influir en que el equipo anote 4 puntos menos que el año pasado y haya bajado en dos su media de asistencias. Esperemos que eso tampoco influya en que el comienzo haya sido de 1 victoria y dos derrotas.

Para terminar, recordarte, por si no te habías dado cuenta todavía, que tu entrenador es Jerry Sloan, un tipo que ha conseguido jugar finales de la NBA con gente como Adam Keefe, Greg Ostertag o Greg Foster jugando de pívot. Por ello, a poco que alguien del talento que se te presupone quiera dar algo más de sí, las aspiraciones de este equipo subirán y, quién sabe, puede que este año incluso juguemos Playoffs y ganemos alguna ronda más de la esperada.

Atentamente

Un aficionado de los Jazz.

Para ponerse la piel de gallina

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