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16 de octubre de 2011

Y ya hace dos años...

Alejandro Díaz Triguero
Cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Parece que fue ayer cuando narraba aquel triple de Jordan a los que sólo unos pocos aficionados a los Jazz nos dolió y que sólo el tiempo nos ha hecho ver que es un trozo de la historia de este deporte. Supongo que como muchos asocio esa suspensión perfecta a una voz, a una narración perfecta que sólo podía ser obra suya, como aquella canasta sólo podía ser obra de Jordan. Hoy se cumplen dos años de la muerte de Andrés Montes y, lejos de perderse en la memoria, su recuerdo se encuentra más vivo que nunca.

Porque resulta que muchos de los que entonces le criticaban ahora andarán escondidos o incluso se sumarán al recuerdo y la memoria. Basta recordar alguna de sus frases o uno de sus apodos para intentar hacer pensar a los demás que eras uno de los muchísimos fans que tenía por toda España. Lo peor es que él murió pensando que no era así, que la proporción era mucho más favorable para los críticos. O es eso, o los que le admirábamos no supimos hacer tanto ruido entonces. Tal vez por eso llevamos dos años pronunciándonos cada vez que una retransmisión se hace aburrida y monótona. Y por desgracia ocurre tantas veces...

Porque para una generación (entre la que me incluyo) la NBA se asocia a la pareja Montes y Daimiel, que trascendía más allá de lo propiamente baloncestístico. No paro de pensar cómo habría transcurrido una de esas conversaciones de madrugada, en cualquier tiempo muerto de cualquier partido que en otra situación nos habría mandado a la cama. Llevo meses imaginando cómo Andrés Montes habría afrontado ese affaire entre Glen Rice y Sarah Palín en los años de Wolverine del ex-marido de Cristy (la de "María Cristina me quiere gobernar"). Él era capaz de mantenerte despierto cuando esos que ahora luchan por unas migajas de millones de dólares más no lo hacían. 

Y ahora resulta que él no sabía narrar. Que se equivocaba con frecuencia, que era histriónico, que te hacía andar como loco buscando el mando a distancia para bajar o subir la voz. Pero los que han llegado por detrás no están ni a un paso suya, casi que ni siquiera lo ven marcharse. Si el partido es aburrido, lo seguirá siendo. Y a esta vida hemos venido a divertirnos.

Parece mentira que fuera hace dos años cuando recibiera aquella noticia y mi expresión fuera tal que tuviera que contrastar la noticia varias veces. Para mis padres, que sufrían aquellos gritos casi mañana, tarde y noche, Montes y Daimiel eran casi como de la familia. "Otros vendrán que bueno te harán", reza el refrán. En otros casos, simplemente, es que los demás nunca serán tan grandes.


Y ya hace dos años que te fuiste...

8 de octubre de 2011

La Western Kentucky de Haskins y Smith: a las puertas de la gloria

Alejandro Díaz Triguero
La temporada de la consolidación definitiva del equipo llegó al año siguiente, la 65/66. Al bloque que formaban Clem y Dwight, ya en su año junior, y Steve Cunningham, un rocoso pívot que afrontaba su temporada senior, se unirían Greg Smith, el hermano pequeño de Dwight, y Wayne Chapman, un alero procedente tras un transfer desde Kentucky. Ninguna previsión hacía pensar que los Hightoppers serían serios aspirantes al título, algo que habrían logrado de no ser por la jugada más recordada en Bowling Green. Tras un récord en Temporada de 23-2 y con cuatro jugadores en los dos mejores quinteto de la Ohio Valley (Clem, que fue el MVP, Dwight, Greg y David), el equipo llegó al Torneo Final como décimo mejor clasificado, lo que le obligaba a enfrentarse en primera ronda al número 4, Loyola-Illinois, a la que derrotaron por 105-86. En segunda ronda el rival sería Michigan, liderados por Cazzie Russell (que sería número 1 del Draft en el 66 y campeón con Knicks en 1970). Con 79-78 en el marcador y a falta de 15 segundos para el final, Chapman roba un balón y recibe la falta, que en lugar de ser sancionada como antideportiva (tiros y banda), es cobrada como falta normal, lo que supone un “uno más uno”. Chapman falló el primer lanzamiento, aunque el rebote cayó a manos de Greg, que inmediatamente fue rodeado por Russell, forzando un salto entre dos (aún entonces presente en el reglamento). Steve Honzo fue al árbitro encargado de lanzar el balón al aire. Smith se elevó sobre Russell y tocó el balón, aunque Honzo pitó falta a favor de Michigan, entendiendo que Smith se había apoyado sobre Russell (minuto 8:40 del vídeo siguiente). La falta supuso dos tiros libres que la estrella de los Wolverines transformó. Un lanzamiento lejano de Chapman fue insuficiente para evitar la derrota.


La victoria no sólo habría supuesto el pase a la Final Regional y un posible billete a la Final Four, sino que suponía enfretarse a Kentucky, donde Clem Haskins y Dwight Smith tenían varias cuentas pendientes. No pudo ser. Al termino del partido, Adolph Rupp se dirigió al hotel donde se alojaba Western Kentucky a interrumpir la fiesta de cumpleaños que celebraban en honor a David Cunningham y el coach Oldham, con el que cruzó algunas palabras durante algunos minutos en un ambiente “bastante tenso”, según los testigos. Kentucky vencería a Michigan en Final Regional y a Duke en las semifinales regionales, cayendo ante una Texas Western que lograba, por primera vez en la historia, el título para un equipo cuyo quinteto titular estaba formado únicamente por jugadores negros. Kentucky recibió la venganza que Dwight y Clem no pudieron formular.

Al año siguiente el equipo partía como uno de los favoritos al triunfo final. Haskins fue elegido mejor jugador de la Ohio Valley de nuevo (y Dwight, Greg y Chapman como parte de los mejores quintetos), pero además recibió el reconocimiento de formar parte del mejor quinteto All-American de la temporada junto a nombres como Lew Alcindor, Wes Unseld o Elvin Hayes. Haskins pasó buena parte de la temporada fuera del equipo por una lesión en su muñeca derecha y, aunque volvió para la parte final de la temporada, su rendimiento no fue el mismo y el equipo cayó ante Dayton (que sería subcampeón) en primera ronda, dejando pasar la que era su última oportunidad de lograr ser el mejor equipo del país. Pat Riley escribió una carta a Haskins en 1967 sintiendo su lesión y afirmándole que su equipo era el mejor del Estado aquel año. Aún mantiene esa carta.

Y después...

David Cunningham había abandonado el equipo en 1966, siendo seleccionado en el Draft por los Royals en el puesto 56 (6ª Rnd). A pesar de realizar algunos campus con el equipo, sufrió una grave lesión que lo apartó de la temporada. Cincinnatti le ofreció la recuperación jugando en la Eastern League (el antecedente de la CBA), pero decidió aceptar la oferta del Union County HS en un pueblo de Kentucky, donde entrenó durante cuatro temporadas. Después trabajó como comercial de productos médicos durante 10 años en Mississippi, jubilándose tras varios años de trabajo en una empresa médica de Texas, donde vive actualmente.

El entrenador John Oldham se mantuvo en el cargo hasta 1971, cuando tras perder la semifinal nacional decidió ocuparse del puesto de director deportivo en la propia Western Kentucky hasta 1986. A sus 88 años sigue siendo un importante miembro de la comunidad de Bowling Green.

Wayne Chapman fue seleccionado en el puesto 156 del Draft de 1967 por los Sixers. Tras cuatro años en la ABA, entre Kentucky Colonels, Denver Rockets e Indiana Pacers, se retira por una grave lesión de espalda. Tras varios años entrenando en varios institutos, llegó al Kentucky Wesleyan College, donde fue campeón de la Division II de la NCAA en 1987 y 1990, año en que se retira definitivamente. Su hijo Rex brilló en la universidad de Kentucky, llegando a ser número 8 del Draft y jugando durante 12 temporadas en la NBA entre Hornets, Bullets, Heat y Suns.

Greg Smith fue seleccionado por los Milwaukee Bucks como número 50 del Draft de 1968. Formó parte de la plantilla inaugural de la franquicia en la NBA y del equipo campeón en 1971. Disputó 8 temporadas en la NBA y tras su retirada como jugador de los Blazers, se decidió por la política.

Clem Haskins fue el número 3 del Draft de 1967, elegido por los Chicago Bulls. Tras tres temporadas allí, fue traspasado a los Phoenix Suns, donde disputó cuatro temporadas. En 1974 llega a los Washington Bullets y forma parte del equipo finalista en 1975, ejerciendo como uno de los pocos reservas que K. C. Jones utiliza en aquellas Finales, dándole descanso a Kevin Porter y Phil Chenier. En 1976, tras una grave lesión de rodilla, se retira de la NBA. En 1980 recibe la oportunidad de entrenar a Western Kentucky, donde firma un récord de 101-73 en 6 temporadas. En 1986 accede al puesto de entrenador jefe de la Universidad de Minnessota, con la que logra ganar el NIT en 1993 y en 1997 disputa la Final Four, cayendo en semifinales precisamente ante Kentucky. Fue asistente de Lenny Wilkens con la selección americana en Atlanta 96. En 1999 es destituido por su implicación en una falsificación de notas de algunos de sus jugadores. Hoy día vive en su granja de Campbelsville, donde se dedica a disfrutar de los partidos de instituto y se deja ver por Bowling Green para ver a los Hightoppers. En 1997 escribió un libro autobiográfico llamado “Breaking Barriers”, de donde bebe buena parte de este texto.

Dwight Smith fue seleccionado como número 23 del Draft de 1967 por Los Angeles Lakers. Comparado hoy día con una versión más atlética y ofensiva de Dennis Johnson, era el jugador más preparado para la NBA de aquel equipo. Gran reboteador y defensor, de físico privilegiado, podía jugar tanto de base como de escolta. Una semana antes de acabar el curso en la Universidad y de marchar a Los Ángeles a firmar su contrato profesional, tras la cena familiar por el Día de la Madre, Dwight y su hermana Kay fallecen en un accidente de tráfico. El coche, que conducía su hermano Greg en un día de lluvía, patinó y cayó en una enorme alberca. Greg salió con vida, pero sus hermanos murieron ahogados. Al funeral asistieron todos los entrenadores del Estado de Kentucky, incluido Adolph Rupp, y varios jugadores como Wes Unseld.


Junto al coach Oldham, de izquierda a derecha: Greg Smith,
Wayne Chapman, Dwight Smith, David Cunningham y Clem Haskins
PD: esta serie consta de una primera parte, dedicada a los orígenes de Haskins y Smith y el problema del racismo en el estado de Kentucky.

5 de octubre de 2011

La Western Kentucky de Haskins y Smith: el racismo y los orígenes

Alejandro Díaz Triguero
En los años 60, cuando en la NBA la integración del jugador negro parecía total con la llegada y afianzamiento como estrellas de algunos jugadores (Bill Russell, Elgin Baylor u Oscar Robertson), todavía en mucho lugares del corazón de Estados Unidos la segregación y el racismo era parte del día a día, no sólo de la población afroamericana en especial, si no de muchos deportistas en particular. Clem Haskins nació un 24 de Febrero de 1943 en Campbellsville, un pequeño pueblo granjero del condado de Taylor, lo que se llama el “Corazón de Kentucky”. Haskins se considera a si mismo un “farmboy”, un chico de granja que creció en una familia de 11 hermanos, mientras sus padres atendían al campo o trabajaban en casas de otras personas.

Hasta los 8 años Clem no pudo asistir al colegio por primera vez, ya que a esa edad debía trabajar con su padre e intentar llevar la mayor cantidad de dinero posible a casa. A partir de los 8 su padre le inculcó el valor de la educación y comenzó a asistir a escuelas de negros, algunas de un solo aula y atendidos por profesores que apenas habían superado la secundaria. A partir de 4ª curso y gracias a su habilidad para los deportes, Clem tuvo la oportunidad de ir al instituto de Campbellsville Durham, donde consiguió despuntar en los torneos de baloncesto. Eso sí, en aquellos años 60, en Kentucky aún existían torneos para blancos y torneos para negros. En 1961, y tras una recomendación, Clem pudo convertirse en el primer estudiante de raza negra del Taylor County High School. Aunque en un principio no le permitieron la entrada al colegio y debía volver andando a casa tras recorrer más de 30 millas al día, una vez que las autoridades obligaron al instituto a aceptar al chico, el resto de su estancia en el instituto fue de total normalidad. Nunca tuvo ningún problema con profesores y alumnos. Al menos no a su cara.

Como era habitual en Clem, una vez más destacaba como el mejor jugador del equipo de baloncesto y como un notable jugador de béisbol. Pero a pesar de haber logrado romper el muro del racismo en su instituto, aún existían demasiados prejuicios en el resto de Kentucky. En una ocasión, mientras él y su equipo de béisbol acudían a Lexington a disputar un partido, toda la plantilla se dispuso a cenar en un café. La camarera, al ver que uno de los integrantes era negro, pidió al entrenador que le dijera a Haskins que se fuera. La reacción del resto de compañeros fue unánime: abandonaron el café y comieron en el único sitio donde permitían negros, una gasolinera. Clem brilló a gran nivel en el instituto, situándose como uno de los jugadores más importantes del estado, por lo que le llegó el turno de elegir Universidad.

La primera oferta que recibió Clem fue la de la Universidad de Kentucky, entonces entrenada por el mítico Adolph Rupp y liderada por un joven Pat Riley. Haskins estaba ilusionado por poder formar parte de uno de los programas universitarios más potentes de la época, hasta que recibió la noticia de que Rupp y la Universidad habían retirado su oferta al saber que era negro. Finalmente, Haskins optó por la opción de Lousiville, donde no lograría aguantar más que un par de meses, agobiado por un Campus demasiado grande en un lugar demasiado lejano. Por lo tanto, la tercera opción fue la que le ofrecía Edgar Allan Diddle, que llevaba entrenando a Western Kentucky desde 1922. Aunque Haskins nunca llegó a jugar a las órdenes de Diddle (en aquel entonces los jugadores freshman sólo podían entrenar con el equipo), Haskins lo encontró vital en su elección para jugar con los Hilltoppers.

En su primer año, Haskins coincidió como novato con el que sería su escudero en el equipo y su mejor amigo, Dwight Smith. Nacido en Princeton, Dwight recibió numerosas ofertas por parte de Universidades de gran prestigio como Kansas, Ohio St., Louisville o Michigan, después de haber brillado en el instituto Dotson, un centro sólo apto para negros. Al igual que le ocurriera a Clem, la Universidad de Kentucky denegó su reclutamiento una vez supieron que se trataba de un jugador negro y de nuevo el entrenador Diddle convenció a otro gran jugador de que se uniera a Western Kentucky: “este es uno de los jugadores que va a convertir a este programa en algo importante”, le dijo a Henry, el padre de Dwight. De esta manera, con la llegada de Clem Haskins y Dwight Smith, la Universidad de Western Kentucky aceptaba a los dos primeros afroamericanos de su historia. Estaban, poco a poco, haciendo historia.


Tras una temporada 63/64 donde ninguno de sus dos freshman pudieron participar con el equipo, E. A. Diddle delegó su puesto tras más de 40 años en uno de sus antiguos jugadores, John Oldham, tras una campaña de 5 victorias y 16 derrotas. Con Oldham en el banco y con Haskins y Smith disponibles en el equipo, los Toppers lograron un récord de 18 victorias y 9 derrotas y se clasificaron para jugar el NIT, donde cayeron en segunda ronda ante la universidad de Army (58-54). Tanto Clem como Dwight fueron incluídos en alguno de los mejores quintetos ideales de la Ohio Valley Conference. A pesar de haber logrado romper una vez más el muro del racismo, en este caso en la Universidad, la vida para un deportista negro seguía sin ser fácil en Kentucky. El equipo debía seguir comiendo en la calle o durmiendo en el autobús ante la negativa de restaurantes y moteles a aceptar negros.

PD: esta serie se completará con una segunda entrega, en la que se terminará de repasar la trayectoria de esta Western Kentucky.

Para ponerse la piel de gallina

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