Wildflecken se encuentra en pleno corazón de Alemania. Al norte de Baviera, esta pequeña ciudad situada en el valle del Rhin albergó desde 1951 la base de entrenamientos del ejército americano, después de que tras la Segunda Guerra Mundial, hubiera ejercido como campo de refugiados que esperaban ser integrados en la recién nacida República Federal Alemana. Al igual que muchos otros estadounidenses, Phillip Harrison fue destinado a este pequeño pueblo en los años 80. En el verano de 1985 anduvieron por Alemania un grupo de entrenadores universitarios estadounidenses en plena gira por Europa. Uno de ellos era Dale Brown, que por entonces lideraba el programa de Lousiana State University. Al dar de bruces con un joven que rozaba los 2 metros y llevado por el ambiente que le hacía verse rodeado de tantos soldados dispuestos a charlar sobre ese baloncesto que veían tan lejano, "coach" Brown preguntó "¿cuál es su rango, soldado?". La respuesta que recibió el viejo Dale no se le habría pasado nunca por la cabeza: "Tengo 13 años, señor".
A pesar de su edad, el joven Shaquille Rashaun, que significa "pequeño guerrero" ya era más alto que su padrastro. El sargento Harrison, un musulmán confeso, había contraído matrimonio con Lucille, la madre del pequeño Shaquille, antes de que este naciera en Marzo de 1972 en Newark, Nueva Jersey. Tras unos años en el frío de la Baviera más meridional, Phillip y su familia al completo (que incluía otros tres hijos, dos niñas y un niño) se trasladaron, de nuevo por motivos profesionales, al calor sofocante de San Antonio. La ciudad, que por entonces vivía huérfana de ídolos y de éxitos deportivos tras la marcha de George Gervin, se contentaba con las actuaciones del joven O'Neal en el instituto Robert G. Cole a la espera de la llegada del jugador que luego llamarían "Almirante", David Robinson, drafteado en 1987, pero que se mantenía fuera de la NBA terminando su preparación en la Marina. O'Neal lideró a su instituto a un récord de 68-1 en sus dos años allí. Tocaba decidir Universidad, para lo cual Dale Brown, que ya había reconocido en ese jugador dominante a aquel joven al que 5 años antes había confundido con un soldado, reclutó para Baton Rouge, la capital de Lousiana, no muy lejos de la frontera con Texas.
A pesar de ser un jugador dominante desde el primer día que pisó una cancha de NCAA, O'Neal se mantuvo durante 3 años en los Tigers. Tras una primera temporada en la que compartió vestuario con Chris Jackson (luego Mahmoud Abdul-Rauf) y Stanley Roberts, que sólo podía rivalizar con O'Neal en la báscula del pesaje oficial del equipo al principio de cada campus de pretemporada. En sus dos últimos años en LSU, Shaquille logró hacerse con el All-American, la máxima distinción a nivel individual de la NCAA, con cifras que rozaban los 26 puntos y más de 14 rebotes, amén de lanzar por encima del 60% siempre.
De la carrera NBA que Shaquille O'Neal comenzó como número 1 del Draft del 92 en Orlando Magic poco más se puede comentar que no se haya escrito durante años. Sus cuatro primeras temporadas en la Liga (para el que escribe, sus mejores años), se saldaron con una Final de la NBA perdida ante los Rockets de Hakeem Olajuwon. De aquellos años, su dueto con Anfernee Hardaway y el juego electrizante de aquellos Magic suenan a Pleistoceno baloncestístico desde que sus años como amarillo inundan el recuerdo de su figura. Con más peso, su llegada a Lakers como Agente Libre coincidió con la del arrogante adolescente de Philadelphia Kobe Bryant, su pareja de estrellato en la NBA de finales de los 90 y principios del nuevo siglo. Tras chocarse ambos con el muro de la historia, de los últimos reductos del baloncesto de los 80 que quedaban en la NBA, los Jazz de Stockton y Malone, la llegada en el verano de 1999 de Phil Jackson a Los Angeles cambió la historia reciente de la franquicia californiana, que veía como la versión más dominante de un jugador en los últimos 30 años se hacía con el único MVP de su carrera en el año 2000.
Tras 3 anillos consecutivos, la lucha de egos constante que mantuvo con Kobe Bryant supuso su salida de Lakers rumbo a Miami, donde en 2006 y junto a otro joven retoño de la Liga, Dwayne Wade, conseguiría su último anillo de campeón. Traspasos mediantes a Phoenix (donde volvió a ser All-Star en 2009 cuando muchos le daban por retirado), Cleveland y aterrizaje ilusionante pero saldado con fracaso a Boston, Shaquille O'Neal anunciaba su retirada el 1 de Junio del 2011. Tal vez por su personalidad excéntrica, O'Neal se convirtió junto a Charles Barkley en el mejor embajador posible de la NBA de los 90. De amplia sonrisa y sarcástico discurso, su enorme figura de más de 140 kilos sentada frente a un micrófono aventuraba al periodista y al espectador la captura de alguna frase para la historia, muchas de las que pronunció quien a sí mismo se llamaba "El Gran Aristóteles". Diesel o Superman, como se le quiera llamar, tuvo el honor de compartir cancha con los últimos grandes pívots del baloncesto. O'Neal asistió al culmen y posterior caída de Olajuwon, Ewing y Robinson, chocó frente a su insultante antítesis personal y baloncestística, Tim Duncan, y sobrevivió a todo intento de sustitución en la personas de Yao Ming o Andrew Bynum.
Su retirada, como no podía ser menos, tuvo que ser a sorpresa, mediante videoconferencia y retransmitida por ese nuevo fenómenos del "feedback" famoso-aficionado que son las Twitcam (charlas por Twitter con una imagen fija). Tras 19 años en la NBA y con 39 años a sus espaldas, O'Neal escapó de la rueda de prensa y decía que se iba mientras muchísimos millones de aficionados que no habían nacido cuando pisó su primera cancha de la NBA, se lamentaban. Con O'Neal se marcha el último gran pívot de la historia de la NBA, posición que difícilmente podrá ocupar alguna vez Dwight Howard. Grabados quedan sus reversos a 2 metros del aro que acababan en un bestial mate, aquella captura altísima del balón a pase de Kobe Bryant en la mítica remontada del séptimo partido de las Finales de Conferencia del 2000 ante unos Blazers que merecían su lugar en la historia. Pero O'Neal, más allá de su legado como jugador de baloncesto, fue diversión. Actor, rapero... su profesión real era la de Showman. Por eso su marcha sólo lo aleja de las pistas de baloncesto, pero seguro que seguirá muy presente para la NBA. Y si no, siempre sabremos dónde podemos encontrarlo: sentado en algún despacho de Sheriff, sus enormes pies posados encima de una mesa y riéndose de los nuevos centers que pueblen la NBA. Y más tarde, en algún momento, su número 34 subirá a ese pequeño trozo de cielo baloncestístico que supone el Staples, justo al lado de aquellos a quién tan dignamente supo legar, Wilt y Kareem.
6 comentarios:
Muy bueno, un recorrido completo sin recurrir a los tópicos. Shaq marcó una época y casi un modelo único, distinto de los anteriores dominadores de la zona su enorme personalidad dió muchos réditos al negocio de Stern. Felicidades bro te ha salido un homenaje redondo.
Estoy con Jacobo, gran post, buen y original recorrido por la carrera del último gran center de la historia del baloncesto.
Se hablaba de la desaparición de los grandes dinosaurios, ahora sí que se ha ido el último, ya está, fin de una era. Habrá que ver hasta donde llega Howard, este año ha progresado mucho, sólo que el equipo no le ha acompañado...
Saludos.
Buenisimo articulo. Shaq todo un personaje dentro y fuera de la cancha, dominante como para cambiar la forma de ver la NBA. Se le echara de menos como dices en las pistas pero seguro que se le vera en los medios.
The house is coming...
Puta madre, co!!!
Es que sobran las palabras, todas las buenas las has puesto tú aquí.
Saludos desde la hermana Puertatrás
Se merecia haber ido con el autentico Dream Team a Barcelona y no Christian Laettner.
Grande dentro y fuera de la cancha. Unico e irrepetible.
Gracias por todo Shaq.
Hola gente, me estoy iniciando en esto de los blogs, disfrutemos del Baloncesto http://calabazasamorfeo.blogspot.com/
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